miércoles, 13 de mayo de 2009

TEMA: LA PROPAGANDA

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

PLANIFICACIÓN DE LA COMUNICACIÓN

TEMA: LA PROPAGANDA

INTEGRANTES:

María Fernanda Borja

Mayra Bustamante

Bianca Ramos

Octavo “C”

04 de abril del 2008


¿Qué es la propaganda?

La propaganda es una tentativa para ejercer influencia en la opinión y en la conducta de la sociedad, de manera que las personas adopten una opinión y una conducta determinadas.1

" la propaganda es el lenguaje destinado a la masa. Emplea palabras u otros símbolos a los cuales sirven como vehículo la radio, la prensa y la cinematografía. La finalidad del propagandista es ejercer influencia en la actitud de las masas en puntos que están sometidos a la propaganda y que son objeto de opinión “.

La propaganda puede compararse con la publicidad en cuanto tiende a crear, transformar o confirmar opiniones y usa algunos de los medios propios de ésta; pero se distingue de ella porque persigue un fin político y no comercial. Las necesidades o las preferencias que suscita la publicidad están enderezadas a un producto particular, mientras que la propaganda sugiere o impone creencias o reflejos que a menudo modifican el comportamiento, el psiquismo y aun las convicciones religiosas o filosóficas. La propaganda por consiguiente, influye en la actitud fundamental del ser humano. En este sentido puede comparársela con la educación.2

La propaganda política es uno de los fenómenos dominantes en la primera mitad del siglo xx. Sin ella serían inconcebibles las grandes conmociones de nuestra época, la revolución comunista y el fascismo. Fue en gran parte gracias a ella que Lenin pudo establecer el bolchevismo; y esencialmente a ella Hitler debió sus victorias, desde la toma del poder hasta la invasión del 40.

Los dos hombres que han marcado más profundamente, aunque de manera muy distinta, nuestra reciente historia son, antes que hombres de estado y jefes militares, dos genios de la propaganda que proclamaron la supremacía de esta arma moderna. "Lo principal, dijo Lenin, es la agitación y la propaganda en todas las capas del pueblo”. Hitler, por su parte, afirmó; "La propaganda nos permitió conservar el poder y nos dará la posibilidad de conquistar el mundo".3

Durante la Segunda Guerra Mundial la propaganda acompañó siempre a los ejércitos y con frecuencia los precedió.

Ciertamente, desde que hay rivalidades políticas, es decir, desde el principio del mundo, la propaganda existe y desempeña su papel.

Consciente de los procedimientos que hacen admirar a los jefes y divinizar a los grandes hombres, había comprendido perfectamente que un gobierno debe preocuparse, ante todo, por obtener el asentimiento de la opinión pública.Para ser justo no basta con hacer el bien; es necesario, además, que los gobernados estén convencidos de ello. La fuerza se funda en la opinión. ¿Qué es el gobierno? Cuando le falta la opinión, nada."

En todos los tiempos los políticos, los hombres de Estado y los dictadores han tratado de lograr la adhesión a su persona y a su sistema de gobierno es para esto se utiliza a la propaganda política

El escrito, la palabra y la imagen, tales son los sostenes permanentes de la propaganda .Pero su empleo estaba limitado: en el caso del escrito, el más potente vehículo de propaganda, por lo caro de su precio y la lentitud de su distribución; en el de la palabra, por el alcance de la voz humana; y en el de la imagen se reducía a los dibujos o pinturas reproducidos por procedimientos costosos. Ahora bien; los descubrimientos dan a esos tres sostenes un alcance prácticamente ilimitado4

1. Alcance del escrito impreso. Los ideólogos del siglo XVIII usaron libelos, libros (y aun una enciclopedia) para una propaganda revolucionaria de efecto seguro, pero el precio del libro lo hacia objeto de lujo reservado a una élite y los plazos de impresión retrasaban forzosamente la actualidad de folletos o panfletos menos costosos. [El vehículo de propaganda mejor adaptado era el diario. Ya Hegel decía que la 'lectura del diario es la plegaría matutina del hombre moderno". Los diarios de opinión aparecieron con la Revolución Francesa y desempeñaron en ella un papel activo. Sin embargo, hasta mediados del siglo XIX los diarios fueron muy caros y estuvieron reservados a una élite. Se difundían sobre todo por suscripciones y éstas eran un signo de riqueza. El diario costaba 5 centavos cuando la jornada de trabajo se pagaba 30 centavos.

El diario moderno debe su existencia a los siguientes factores:

a) Invención de la rotativa, lo que aumentó la tirada y disminuyó el precio.

b) Utilización de la publicidad, lo que aportó nuevos recursos.

c) Rapidez en la distribución (el ferrocarril, el automóvil y el avión, permitieron transportar los ejemplares a todas partes en un tiempo mínimo.

d) Rapidez en la información (el telégrafo remplazó a la paloma mensajera; se constituyeron grandes agencias de información).

Así se creó la prensa moderna, cuyo bajo precio y presentación la hacen un instrumento popular y una potencia de opinión formidable.

La radiofonía ha liberado definitivamente a la palabra de toda limitación. Una voz puede ser transmitida simultáneamente a todos los puntos del mundo. El aumento constante de radioemisoras tiende a devolver a la palabra hablada el predominio que en un momento había perdido frente a la palabra impresa. Sin la radio, ni Hitler ni el general De Gaulle hubieran desempeñado el papel histórico que les cupo.

Durante mucho tiempo la propaganda y la publicidad marcharon tomadas de la mano; su evolución fue paralela.

Al mismo tiempo, la publicidad tiende a convertirse en una ciencia; sus resultados son controlados y prueban su eficacia. La plasticidad del hombre moderno se pone así en evidencia: difícilmente escapa a un cierto grado de obsesión y a ciertos procedimientos de atracción. Es posible guiarlo hacía tal producto o tal marca, y no solo imponerle ese producto en lugar de otro, sino crearle su necesidad. Formidable descubrimiento que será decisivo para los ingenieros modernos de la propaganda: el hombre medio es un ser esencialmente influenciable; ha llegado a ser posible sugerirle opiniones que tendrá como suyas; "cambiarle las ideas" literalmente. Y lo que es posible en materia comercial, ¿por qué no ensayarlo en el campo político?5

La propaganda de tipo publicitario se limita a campañas más o menos espaciadas, de las cuales el caso típico es la campaña electoral. Se trata entonces de destacar ciertas ideas y ciertos hombres con procedimientos bien delimitados; expresión normal de la actividad política.

Los Propagandistas y los Agitadores

Para trabajar el ambiente, con el objeto de propagar en él revelaciones y voces de orden, el bolcheviquismo distingue dos clases de agentes: los propagandistas y los agitadores. El autor de esta, distinción famosa fue Plejanov, quien dijo: "El propagandista inculca muchas ideas a una sola persona o a una muy pequeña cantidad de ellas; el agitador inculca solo una idea o una pequeña cantidad de ellas, pero, en cambio, las inculca a toda una masa de personas." En un comentario a esta definición8, Lenin dice que el agitador, partiendo de una injusticia concreta engendrada por la contradicción del régimen capitalista, "se esforzará por suscitar el descontento y la indignación en la masa por esta injusticia irritante, dejando al propagandista la tarea de dar una explicación completa de esta contradicción"'. Es por esto que el propagandista actúa principalmente por escrito y el agitador de viva voz".Por otra parte, la propaganda no es posible sin un aporte constante de información.6

LENIN Y HITLER.

La aportación de Hitler y Goebbels a la propaganda moderna es enorme. no la inventaron, pero la transformaron,Sin embargo, una gran parte de la técnica y de los procedimientos que fueron innovaciones del nazismo en materia de propaganda, subsisten al margen del clima de delirio y de odio en que prosperaron, y nada puede impedir que pertenezcan desde entonces al arsenal de la propaganda política.7

Media un abismo entre las concepciones leninista e hitlerista de la propaganda. En la perspectiva leninista la propaganda es la traducción de la táctica, pero las metas que propone, a pesar de ser fines tácticos, no dejan de ser las realmente perseguidas. Cuando Lenin dice Tierra y Paz, lo hace porque se trata realmente de distribuir la tierra y de firmar la paz; cuando Thorez proclama Mano tendida a los católicos, se trata realmente de acordar una alianza con los católicos, aun cuando este entendimiento sea solo una etapa provisional en la conquista del poder. Pero cuando Goebbels, después de haber predicado un racismo anticristiano, proclama que el pueblo alemán hace la guerra "en defensa de la civilización cristiana", demuestra que esta afirmación no tiene para él ninguna realidad concreta; es solo una fórmula oportuna destinada a movilizar nuevas masas. El hitlerismo corrompió la concepción leninista de la propaganda. Hizo de ella un arma en sí, de la que se sirvió indiferentemente para todos sus fines. Las voces de orden leninistas tienen una base racional, aun cuando, en definitiva, se relacionen con los instintos y los mitos fundamentales.

Cuando Hitler lanzaba sus invocaciones sobre la sangre y la raza a una multitud fanatizada que le respondía con los SiegHeil, solo le preocupaba sobreexcitar, en lo más profundo de esa masa, el odio y el ansia de poda1. Esta propaganda carece de objetivos concretos; se dispersa en gritos de guerra, imprecaciones, amenazas, profecías vagas, y si es necesario hacer promesas, éstas son tan descabelladas que no pueden ser admitidas por el ser humano, sino cuando en él la exaltación ha llegado a un punto que le hace responder sin reflexionar. Sería preciso hacer la historia de las variaciones sucesivas que experimentaron los temas de la propaganda hitleriana durante la última guerra, desde la conquista del espacio vital hasta la defensa del pueblo, pasando por la nueva Europa y la salvaguardia de los valores cristianos.8

A partir de entonces la propaganda deja de estar ligada a una progresión táctica para convertirse en una táctica en sí un arte particular con sus leyes propias, tan utilizable como la diplomacia o los ejércitos. Si se la considera en razón de su fuerza intrínseca, es una verdadera "artillería psicológica" en la que se emplea todo aquello que tenga valor de choque, y en la que, finalmente, con tal que la palabra cause efecto, la idea ya no cuenta.

Hitler, por su parte, descubrió que la masa, al coagularse, cobra un carácter más sentimental, más femenino. "En su gran mayoría dijo el pueblo se encuentra en una disposición de ánimo y un espíritu a tal punto femeninos, que sus opiniones y sus actos son determinados mucho más por la impresión producida en sus sentidos que por la pura reflexión". Ésta es la razón del éxito de la propaganda nazi en la masa alemana; el predominio de la imagen frente a la explicación, de lo sensible brutal frente a lo racional.9

La propaganda hitleriana echa sus raíces en las zonas más. oscuras del inconsciente colectivo, exaltando la pureza de la sangre, los instintos elementales de crimen y de destrucción, remontándose, mediante la cruz gamada, hasta la más antigua mitología solar; por otra, utiliza sucesivamente temas diversos, y aun contradictorios, con la sola preocupación de orientar a las muchedumbres en la perspectiva del momento.

La confirmación de las experiencias de Pavlov es, por lo tanto, evidente. Pero en este mismo sentido del estímulo continuo se estableció una suerte de alternancia regular: al azúcar se agregaba el látigo. Cuando el enemigo parece renuente, se lo acaricia; después, cuando recobra la respiración, se lo amenaza de nuevo... Fue así como, inmediatamente después de Munich, cuando la opinión mundial creyó que podía darse un respiro. Hitler pronunció dos de sus más violentos discursos. Los oyentes y los interlocutores advirtieron siempre la habilidad con que alternaba la seducción y la brutalidad, lo que se ha llamado su Gesprachstechnik, un arte de la conversación que, por otra parte, ya a Napoleón no le era desconocido.10

Entonces, si en lugar de repetir el estímulo se crea una alternancia en la excitación, se obtiene, en vez de la simple inhibición, ese estado psíquico ambiguo e inestable que P. Janet describió en su libro De l'Angoisse a I'Extase. Fue lo que Chajotin expreso en la perspectiva que le es propia: "Una vez liberado, el espíritu de lucha puede manifestarse de dos maneras antagónicas: una, negativa o pasiva, que se exterioriza por el miedo y las actitudes de depresión, de inhibición: otra positiva, que lleva a la exaltación, a un estado de excitación y de agresividad. La excitación puede llevar al éxtasis, a un estado que, como su nombre lo indica, es una forma de escape de si mismo." Y es precisamente ése el estado del alemán sometido a la propaganda hitleriana, preso, al mismo tiempo, de exaltación y de angustia que muy bien pueden haber llegado al subconsciente. A muchos observadores impresionó el aspecto que tomaban ciertos individuos, como petrificados en la actitud ausente y rígida del sonámbulo, durante un discurso de Hitler. Y fue así, en efecto, tocando sucesivamente los dos polos de la vida nerviosa el terror y la exaltación cómo los nazis terminaron por disponer del sistema nervioso de las grandes masas, tanto en Alemania como fuera de ella. Esto se relaciona, por último, con un mismo estado psicológico ambivalente que comprende todos los grados, desde el miedo hasta el entusiasmo.

Es cierto que entre los hombres que siguieron a Hitler hasta el fin y murieron por él hubo muchos que lo odiaron; pero el procedimiento y el ritmo mismo de su propaganda los había hipnotizado literalmente y arrancado de sí mismos. Estaban condicionados hasta la médula y habían perdido la capacidad de comprensión y de odio. A decir verdad, no lo amaban ni lo detestaban; estaban fascinados por él y, en sus manos, se habían convertido en autómatas.

REGLAS Y TÉCNICAS

Nadie podría pretender confinar la propaganda en un cierto número de leyes funcionales. La propaganda es polimorfa y cuenta con recursos casi ilimitados. Como dijo Goebbels: "Hacer propaganda es hablar de la idea en todas partes, hasta en el tranvía". El verdadero propagandista, el hombre que quiere convencer, aplica toda suerte de fórmulas, según la naturaleza de la idea y la de sus oyentes; pero actúa principalmente por contagio de su fe personal, por sus cualidades propias de simpatía y de elocución. Estos elementos no son fácilmente mensurables, y, sin embargo, la propaganda de masas no tendría efecto si no fuese sostenida por un esfuerzo tenaz y múltiple de propaganda individual.


La propaganda individual se expresa por la simple conversación, por la distribución de volantes y diarios, o más sistemáticamente, por el de puerta en puerta, método que consiste en llamar sucesivamente a todas las puertas de un barrio y ofrecer diarios o formular peticiones, y si es posible, convertir esto en principio de una conversación.


La toma de la palabra nos pone en el camino de la propaganda de masas. Es éste un procedimiento favorito del "agitador" comunista, que aprovecha un incidente cualquiera para pronunciar un discurso tan breve y claro como sea posible.


Los basamentos técnicos de la propaganda de masa son potentes y cuantiosos.


Material impreso, El libro, costoso y de larga lectura, sigue siendo a pesar de todo un instrumento básico.


El panfleto, El panfleto, arma predilecta de la propaganda en el siglo xrx.


El periódico es el instrumento principal de la propaganda .impresa, desde los grandes cotidianos hasta los periódicos de barrio o de fábrica, distribuidos y expuestos (periódicos murales).


El afiche y el volante, que deben ser redactados en forma breve y contundente. El volante tiene la ventaja de ser poco engorroso y de fácil distribución anónima. Cuando el volante se reduce a un slogan o a un símbolo, toma el nombre de mariposa.


La palabra. El principal instrumento de difusión de la palabra es, evidentemente, la radio. Las radioemisoras, principalmente las de onda corta, fueron utilizadas durante la guerra, y se las usa aún, con fines de propaganda interior y exterior.


El altavoz se utiliza en las reuniones públicas, Con frecuencia se lo instala en un camión. Durante la campaña electoral.


El canto es también un vehículo de propaganda, así se trate de cantos revolucionarios, políticos, épicos o de canciones satíricas, que son un arma favorita de las oposiciones.


La imagen, La imagen es, sin duda, el instrumento de más efecto y el más eficaz. Su percepción es inmediata y no exige ningún esfuerzo en ella se resume preferentemente la propaganda.


El teatro.- inspiró la técnica de la propaganda, El espectáculo ocupa un lugar cada vez más grande en los desfiles y mítines, en los que figuras carnavalescas encarnan al enemigo; carrozas decoradas representan las escenas ideales del porvenir, en las que se representan sketchs simplificados, reducidos a veces a gestos solamente, suerte de pantomimas políticas.


REGLA DE SIMPLIFICACIÓN Y DEL ENEMICO ÚNICO


La propaganda se esfuerza en primer lugar por lograr la simplicidad. Toda una gama de fórmulas está a disposición del propagandista, Siempre tendiendo hacia una mayor simplificación, encontramos la voz de orden y el slogan, tan breves y bien "acuñados" como sea posible, según una técnica que ha desarrollado la publicidad. La voz de orden, tiene un contenido táctico: resume el objetivo que debe alcanzarse. El slogan hace un llamado más directo a las pasiones políticas, al entusiasmo, al odio.


Caso extremo, una doctrina o un régimen se resumen en un símbolo: símbolo gráfico

(la inicial de los soberanos reinantes,etc.); símbolo imagen (bandera, banderín, emblemas o insignias diversas en forma de animales u objetos: cruz gamada, la hoz y el martillo, símbolo plástico (e! saludo fascista, el puño levantado, etc.); símbolo musical (himno, frase musical).


Una buena propaganda no se asigna más que un objetivo principal por vez. Se trata de concentrar el tiro en un solo blanco durante un período dado. Aliados primero a los partidos burgueses y reaccionarios contra los marxistas, después a la derecha nacionalista contra los partidos burgueses y, finalmente, al eliminar a los nacionalistas, se las arreglaron siempre para tener un único enemigo. Concentrar en una sola persona las esperanzas del campo al cual se pertenece o el odio que se siente por el campo adverso es, evidentemente, la forma de simplificación más elemental y más beneficiosa. Los gritos de "¡Viva Fulano!" o "¡Abajo Zutano!" pertenecen a los balbuceos de la propaganda política y le proporcionaron siempre buena parte de su lenguaje de masas.

La individualización del adversario ofrece muchas ventajas, Particularmente cuando se los convence de que su verdadero enemigo no es tal partido o tal nación, sino el jefe de ese partido o de esa nación, se matan dos pájaros de un tiro.


REGLA DE EXAGERACION Y DESFIGURACION


La exageración de las noticias es un procedimiento periodístico corrientemente utilizado por la prensa partidista, que hace resaltar todas las informaciones que le son favorables.

La propaganda hitleriana se sirvió sistemáticamente de la noticia como medio para dirigir los espíritus. Las "informaciones” importantes no se daban nunca en bruto. Cuando aparecían ya estaban preparadas, cargadas de un potencial de propaganda.

La exageración comienza en la etapa de la información, y se acentúa, generalmente, en el título y en el comentario.

La propaganda exige una expresión que sea comprendida por la mayoría. En primer lugar deberá presentarse la idea en términos generales y de la manera más contundente, tratando de matizar y detallar lo menos posible a quien comienza por establecer límites a sus propias afirmaciones.


REGLA DE ORQUESTACIÓN


La primera condición de una buena propaganda es la repetición incesante de los temas principales. Goebbels decía en chiste: "La Iglesia católica se mantiene porque repite lo mismo desde hace dos mil años. Se trata, entonces, de insistir con obstinación en el tema central presentándolo bajo diversos aspectos. "La propaganda debe limitarse a una pequeña cantidad de ideas repetidas siempre. La masa solo recordará las ideas más simples cuando le sean repetidas centenares de veces. Es por esto que la voz de orden debe presentarse bajo diferentes aspectos.

La persistencia del tema, junto con la variedad de su presentación, es la cualidad rectora de toda campaña de propaganda.

La orquestación de un tema dado consiste en su repetición por todos los órganos de propaganda en formas adaptadas a los diversos públicos, que deben ser tan variadas como sea posible.

Conducir y desarrollar una campaña de propaganda exige que se siga de cerca la progresión, que se la sepa alimentar continuamente con informaciones y slogans nuevos, y que se la reanude en el momento oportuno bajo una forma diferente y tan original como sea posible (reuniones, votos, obtención de firmas, manifestaciones de masa.) Una campaña tiene su duración y su ritmo propios. La rapidez es en todos los casos el factor primordial de una campaña de propaganda. Es preciso encontrar revelaciones y nuevos argumentos continuamente, a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, la atención del público se desplace ya hacia otra parte. Sus respuestas sucesivas no lograrán superar la marea creciente de las acusaciones, y su único recurso será arrebatar la iniciativa, si es que puede hacerlo, y atacar aún con más rapidez. Sucede que algunos temas deben abandonarse porque son contradichos por los hechos o por la propaganda del adversario. En este caso el propagandista no reconoce su error, es una regla evidente que la propaganda no debe contradecirse. El propagandista se limita a guardar silencio en aquellos puntos en los que está débil. La disimulación o la desfiguración de las noticias favorables al adversario se han convertido en un procedimiento casi universal.

La condición esencial de una buena orquestación es, en todos los casos, adaptar con cuidado el tono y la argumentación a los diferentes públicos.


REGLA DE TRANSFUSIÓN


Por regla general, la propaganda opera siempre sobre un sustrato preexistente, se trate de una mitología nacional o de un simple complejo de odios y de prejuicios tradicionales.


Es un principio conocido por todo orador publico el de no contradecir frontalmente a una muchedumbre, comenzando por declararse de acuerdo con ella, por colocarse en su corriente, antes de doblegarla.

Los modernos especialistas de la propaganda no han hecho más que extenderlo en forma sistemática a las grandes masas, lo cuál ya había sido perfeccionado por la publicidad. Lo esencial es comenzar por dar razón a la clientela.

Una campaña política que haga de la rapidez lo primordial, tratará de conectar en algunos puntos sus programas nuevos con la fuente de energía mental que constituye ese estereotipo preexistente. Será así beneficiada por una verdadera 'transfusión' de la convicción.


REGLA DE LA UNANIMIDAD Y DEL CONTAGIO


La unanimidad es, al mismo tiempo, una demostración de fuerza. Uno de los fines esenciales de la propaganda es manifestar la omnipresencia de los adeptos y su superioridad frente al adversario. Los símbolos, las insignias, las banderas, los uniformes, los cantos, forman un clima de fuerza indispensable para la propaganda.


La mayoría de los hombres desean, ante todo, armonizar con sus semejantes: Rara vez osarán perturbar la armonía que reina en torno de ellos expresando una idea contraria a la de la generalidad; de lo que se infiere que una gran cantidad de opiniones públicas son, en realidad, una adición de conformismos, mantenidos porque el sujeto cree que su opinión es también unánimemente sostenida por quienes lo rodean. La tarea de la propaganda será entonces la de reforzar esa unanimidad, y aun la de crearla artificialmente. Crear la impresión de unanimidad y virilizarla como un medio de entusiasmo y terror al mismo tiempo es el mecanismo básico de las propagandas totalitarias.

Algunos procedimientos de propaganda parecen ajustarse a esta ley del contagio. Para provocar el asentimiento, para crear la impresión de unanimidad, los partidos recurren con frecuencia a las manifestaciones y a los desfiles de masas.

La propaganda dispone de toda clase de recursos para crear la ilusión de unanimidad.

La adhesión de los intelectuales es uno de los medios que la propaganda prefiere para usar como aval. Despierta la simpatía de la muchedumbre con mucha más amplitud de lo que generalmente se cree.

El medio de contagio más divulgado es, con toda evidencia, la manifestación de masa, así se trate de un mitin o de un desfile. Es fácil discernir en ellos los elementos destinados a integrar en un cuerpo único a la multitud.

Las banderas, estandartes y ornamentos crean un decorado imponente, con tanto mas poder de Exaltación.

Los emblemas e insignias que se reproducen en los muros, en los banderines, y que se encuentran también en los brazaletes y en las solapas de los adeptos producen un doble efecto: fisiológico inmediato de fascinación el primero, y casi religioso el otro; porque estos símbolos contienen una significación profunda, como si poseyeran el poder reunir de por sí tan grandes masas en torno de ellos en una suerte de culto ritual.


Es evidente que la propaganda no actúa en campo cerrado; su terreno, la opinión pública, es susceptible de ser influido por otros factores, y especialmente por las decisiones del gobierno

EL MITO, LA MENTIRA Y EL HECHO

La propaganda de tipo político no es solamente el uso perverso de las diferentes técnicas de comunicación de masas, ya que precedió a la invención de la mayor parte de esas técnicas. Su aparición coincide con la aparición de varios mitos que arrastraban a un pueblo y que lo aglutinaban en una común visión del mañana.

“La reanimación de los mitos del pasado y la creación de los mitos del porvenir caracterizan, desde entonces, a las propagandas fascistas, entre ellas la de Hitler”

El mito es una participación que colma a las personas por un momento de, deseo de dicha, un buen porvenir y el instinto de poder, así el mito es simplemente una promesa y una comunión.11

Ahora en nuestros días la propaganda ha reemplazado a esa forma épica de la poesía de contar historias a un pueblo, en especial historias del pasado y de su porvenir, para darles con ello un alma común, además la propaganda toma de la poesía, una gran variedad de procedimientos entre ellos: la seducción del ritmo, el prestigio del verbo y hasta la violencia de las imágenes.

Algunos aspectos que la propaganda moderna reviste más bien en función de poética que política, cual es la de hacer soñar al pueblo con las grandezas pasadas y un para mañana mejor.12

Estas formas extremas se les aplican naturalmente los nombres de “delirio”, de “sueño despierto” y no se puede calificar como “sonambulismo” la actitud de las muchedumbres hipnotizadas por Hitler.

Como el sueño la propaganda contribuye a hacernos vivir otra vida, una vida por procuración, así toda la habilidad de la propaganda consiste en hacernos que tanto el hombre de estado, jefe de gobierno he incluso el propio gobiernos nos representa, no solo para defender nuestro derechos e intereses, sino asumir nuestras pasiones, preocupaciones e incluso nuestras esperanzas.

El gobierno que tenga las siguientes cualidades como: honestidad, clarividencia, capacitación, satisfará los deseos del pueblo que posea las mismas cualidades, porque el jefe no es reconocido verdaderamente como jefe, solo cuando el sujeto tiene el sentimiento de que lo comprende, de que adivina lo que va hacer, de que actuaría de la misma manera en su lugar.

Pero vale tomar en cuenta que todos los jefes de Estado se esfuerzan por conseguir esta “proyección” que la masa tiene hacia su persona, incluso algunos forzando la adhesión popular con procedimientos líricos, como Hitler, invitando a sus conciudadanos, en un nivel de familiaridad, a compartir sus preocupaciones y sus esperanzas.

La argumentación del tipo “Yo soy uno de tantos” o “colóquese usted en mi lugar”, es el recurso favorito de los hombres de Estado en los países democráticos.13

Sin control, si dispone a su antojo de todos los medios de difusión, la propaganda podrá imponer sus sueños y hacer pasar por realidad, a cualquier precio inclusive podría sustituir en los menores detalles de la realidad por otra a la cual se deben plegar los hombres y los hechos.

La censura, para impedir la divulgación de noticias contrarias a la causa defendida y la falsa noticia para crear tomando como base, parte de un acontecimiento real deformado, así la noticia falsa fue utilizada por los hitlerianos como un medio de persuasión o de provocación.

¿Hasta qué punto la propaganda, cortando, arreglando e inventando los hechos puede sustituir a la realidad?14

Los nazis dieron una primera respuesta a esta pregunta: es posible hacer vivir un pueblo en un universo mitológico enteramente fabricado, en un mundo en que nadie en común con el mundo, que ha roto de una vez por todas con sus criterios de veracidad.

El uso de la censura y de la información falsificada termina por ir en contra de la propaganda, cuando se hace evidente que una propaganda monopoliza la información para dirigirla a su antojo.

Las informaciones orales en las sociedades civilizadas son inexactas, “rumores” que se amplifican cuando la información oficial persiste en ignorarlos. Así, cuando ha existido el abuso de una propaganda la autoridad de la información se debilita, y crece la circulación de los rumores, se crea una información clandestina que suministra noticias de sentido contrario, pero tan deformadas y mendaces como las de la propaganda oficial.

Una nueva propaganda debe subir poco a poco de plataforma en plataforma con los pies bien puestos en la tierra, a la final la mentira es perjudicial para la propaganda, y si el mito le es esencial, los hechos no lo son menos.

“Propaganda” es una de las palabras más desacreditadas de la lengua francesa. El uso que de ella hicieron los nazis nos acostumbró a considerar la propaganda como un método de perversión y de mentira.

Para remediar la perversión malvada de los canales de información, sería necesario reparar la función de la propaganda de la información

La propaganda es necesaria y se cree que tanto los partidos políticos como el gobierno pueden desarrollarla sin recurrir a la mentira, pero no se debe permitir por más tiempo que se oculte detrás de la información y la corrompa.

Es cada vez más difícil establecer una distinción entre propaganda y la información, debido a la división del mundo en dos bloques: uno soviético, una censura rigurosa, elimina todo contacto con el exterior, tanto los comentarios como las informaciones están orientados en un mismo sentido por las consignas del Estado y del partido, correspondiendo, literatura, educación, etc, a una sola doctrina y se aplican igualmente en la propaganda; el otro lado es el norteamericano, donde las informaciones, son sin duda, mucho más libre, y la censura, aparentemente no existe. Pero tal vez la opinión dependa, más que en otros lugares de los instrumentos de difusión de masa, estos gobernados por la ley del lucro, tienden de alguna manera a alagar el gusto de las masas y a orientarlas en el sentido de sus prejuicios.


OPINIÓN Y PROPAGANDA

Aún debemos ubicar la propaganda con relación al individuo, su receptividad y sus posibilidades de defensa.

Jean Stoetzel pudo dar de una definición que elimina todo elemento de juicio personal y hace de ella un fenómeno puramente social. “Opinar-dice-, es, para el sujeto, situarse socialmente con relación a su grupo y a los grupos externos. Es entonces no solo legítimo”, sino recomendable interpretar la significación de su opinión relacionándola con la opinión pública”.15

Los investigadores frecuentemente se encuentran realizando los sondeos de opinión, que se supone representa la opinión pública de cualquier tema o asunto, pero difícilmente los sondeos de opinión captan la opinión de un individuo integrado en un grupo, sino más bien una opinión abstracta. Así el sondeo de opinión obtiene la media de lo que ya es una media.

En efecto la opinión neta se obtiene a nivel del grupo al que los individuos pertenecen, así el sujeto podrá dar diferentes opiniones dependiendo del grupo sea la familia, los sindicatos, partidos, salón, etc, y a veces incluso se pueden encontrar varias contradicciones del sujeto en la opinión emitida.

La tendencia de opinar con el grupo ha sido bautizada por los psicólogos con el nombre de “tipicidad” un individuo es típico cuando se alinea a la opinión de su grupo, y es atípico, cuando rechaza la opinión de grupo, es decir lo contrario de típico, pero el hecho de que los hombres rechazan o admiten la opinión del grupo al que pertenecen “tipicalidad” y “atipicalidad” no están regularmente distribuidas, algunos pueden ser típicos en ciertos grupos y atípicos en otros.

La opinión, por una parte, no tiene ese carácter de original, auténticamente personal, que algunos lo confieren, sino que existe, con relación a uno o varios grupos; por otra parte, se advierte que no refleja naturalmente la realidad, sino más bien, al contrario, da de ella una imagen deformada por los interesas comunes al grupo, así se trate de intereses de clase, de intereses profesionales o de intereses nacionales.16

De esta forma influir en la opinión no es invadir injustamente la autonomía personal, sino más bien influir en sí mismas colectivas, en las cuales los individuos están comprometidos solo de modo secundario, también influir en la opinión tampoco es deformar, por fuerza, la verdad, sino modificar su visión que este ya alejada de la realidad, y la cual, mediante la influencia pueda ser acercada a ella.

Podemos buscar en qué medida el individuo está expuesto a la propaganda y qué posibilidades tiene de rechazarla. Acerca de esto las apariencias son aparentemente contradictorias.

La formidable propaganda nazi aseguró durante mucho tiempo la victoria de Hitler, a la vez que ante su pueblo, mucho más allá de sus fronteras. El régimen hitleriano resistió hasta que el Fuhrer desapareció en la hoguera de la Cancillería, y la propaganda fue, sin duda, el cimiento de esta extraordinaria cohesión. No obstante, la misma propaganda hitleriana, a pesar de su perfección técnica y su diabólico aparato, conoció el fracaso. El más característico fue debido a ese joven jefe del Frente de Bronce que ocasionó en las elecciones de 1932, organizó a última hora, campañas de propaganda en algunas circunscripciones de Hesse, esta movilización de propaganda llegó a hacer retroceder al nazismo en aquellos lugares en que se realizó.

Este acto celebre es una muestra que la propaganda por más poderosa que sea puede ser derrotada por otra propaganda muy bien organizada, por lo tanto ninguna propaganda, ni siquiera la hitleriana, es invencible cuando encuentra otra propaganda que la enfrenta.

La opinión tiene sus amarras que la atan al grupo y al individuo a la vez, y resiste mucho mejor cuando está ligada a un grupo más estructurado. Pero existe también, por debajo de la opinión recibida, superficial y cambiante una “opinión profunda”, que no deja de soportar, a la persona, a su temperamento, a su experiencia, a sus creencias religiosas y filosóficas y a su voluntad propia.17

Una de las funciones de la propaganda es asegurar la manifestación de la opinión profunda, es decir ese paso de lo oscuro a lo expresado, de la decisión a la toma de partido, a la creencia de que un hombre o cierta programación son la mejor “representación”, o la menos mala, y que , como consecuencia toca votar por ellos.

Lo que Durkheim llamó “entrecruzamiento de los grupos” es el obstáculo principal que se opone al triunfo de la propaganda totalitaria, ésta se apoya en un grupo único, de manera que sus influencias, en vez de oponerse a la del partido único, se ejerzan en el mismo sentido y lo refuercen.

La propaganda ejerce en la opinión una acción doble, magnética y protectora. Forma la opinión individual y la lleva a expresarse en público; protege esta expresión al crear las condiciones lógicas, psíquicas y sociales de una opinión colectiva, atractiva, segura de sí misma.

DEMOCRACIA Y PROPAGANDA

La libertad no se enseña, pero la educación nos prepara para ella. La libertad como todas las cosas humanas, no funciona válidamente sino en un fondo de costumbres adquiridas.

Quienes pretenden servir a la democracia y se niegan sistemáticamente a recurrir, a la propaganda, están en plena contradicción. No hay verdadera democracia sino cuando el pueblo se halla al corriente de lo que sucede y es llamado a conocer y a participar de la vida pública. La democracia total, la democracia, simplemente, exige amplia, muy amplia divulgación de los conocimientos.

No es sino en las crisis graves cuando los gobiernos se deciden a “decir la verdad al país”, y decir aquello no siempre produce un efecto de salvador.

La higiene política exige que se abra y se exhiba ante el pueblo los componentes de la vida política.

Alfred Sauvy en su libro Le Pouvoir et l” Opinión, ha bosquejado en grandes líneas esta obra de información y de propaganda nacional: la creación de una oficina de documentación, el uso de la radio para poner al público al corriente de las grandes cuestiones económicas, sociales y demográficas, una amplia extensión del derecho de réplica, “que podría llegar hasta la inserción obligatoria de un cierto número de hechos indiscutibles, etc.”18

Se podría decir que el público está harto de las propagandas y que por repugnancia ante esos excesos de la propaganda, uno se pega a los hechos, los mismos que deberían ser expuestos e interpretados. Está por nacer un nuevo estilo de propaganda de la repugnancia por los embaucamientos y las extralimitaciones.

“Los métodos de expandir rumores y de excitación no durarán mucho tiempo. Ha llegado el momento de explicar. H.D.Laswell destacó recientemente la importancia de lo que él denomina una presentación balanceada, una presentación que sitúa las alternativas y hace así posible una evaluación independiente de los hechos”19


Pero por tan inteligente que resulte ser este nuevo estilo de propaganda, será insuficiente, porque, una verdadera democracia, vive de la participación del pueblo, y no solo de su información

Jean Lacroix lo expuso con claridad: “la democracia indirecta, ya no basta; votar cada cuatro años y luego remitirse a los elogios, puesto que parece un fraude. Después de un siglo la idea de democracia evolucionó en el sentido de una participación más activa, más directa, más comprometida con la vida cotidiana. Ya no basta con formas democráticas; ahora se quiere ritos democráticos. Pero la verdadera democracia no irá necesariamente de arriba abajo, del gobierno a sus gobernados, del Estado a la Nación; será más bien, por los gestos y las actitudes, la participación viviente de las masas en la vida democrática de la Nación.”20

La propaganda es una manifestación natural de las sociedades que creen en ellas, es natural que una especie de estremecimiento sacuda a los mejores al ver el uso que algunas propagandas hacen de las técnicas modernas de difusión.

Pero ¿vamos a romper por eso las máquinas?

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